El 18 de junio un Boeing E-4B Nightwatch, apodado el “avión del fin del mundo”, despegó desde una base en Luisiana rumbo a Washington, usando un indicativo poco común: ORDER01. Voló en ruta zigzagueante sobre la costa este y aterrizó al caer la noche cerca del epicentro del poder político de Estados Unidos. ¿Por qué activar un dispositivo diseñado para liderar una guerra nuclear desde el aire?
Tecnología diseñada para tiempos difíciles
El E-4B no es un avión presidencial, es un arca de guerra. Diseñado en la Guerra Fría, puede volar durante días, resistir pulsos electromagnéticos, mantener comunicación con submarinos atómicos y ordenar un contraataque incluso si todo en tierra ha sido arrasado. Es el último mando antes de que el mundo calle para siempre.
Dentro viajan hasta 112 personas entre militares, técnicos y funcionarios. Tiene tres pisos, un centro de comando, área de descanso y salas de crisis. Un avión blindado contra el caos apocalíptico.

Irán, Israel y la amenaza de Trump
Este vuelo no ocurre en el vacío. Llega mientras Israel acelera ataques contra sitios nucleares iraníes y cuando en Washington se debate una posible ofensiva militar. Donald Trump ha sugerido un ataque. La Casa Blanca ha mostrado las armas.
El uso de indicativo “ORDER01”, inusual, casi ceremonial, y el despliegue rumbo a la capital no son detalles menores. Estados Unidos tiene cuatro E-4B. No se mueven por ocurrencia.
Lo que sigue: silencio, estrategia y un nuevo modelo en camino
El actual E-4B será reemplazado en la próxima década por un sistema aún más avanzado, desarrollado por Sierra Nevada Corp. El contrato ya está firmado: 13 mil millones de dólares por una nueva generación de centros voladores de mando.
msn
