Las redes sociales son una fuente primaria de información en salud, pero estas se enfrentan a la desinformación y la falta de talento capacitado.
Buscar en internet cualquier tema de salud y que el resultado sea una enfermedad terminal parece chiste, pero es una anécdota que cada vez más usuarios cuentan.
En la era digital, las redes sociales fungen como un consultorio abierto 24 horas al que miles de personas acuden. Esta tendencia representa tanto una oportunidad para que el conocimiento llegue a la población de manera más sencilla, así como un riesgo debido a la proliferación de contenido poco confiable.
México es un terreno fértil para esta revolución digital. El informe “Médic@ Digital”, elaborado por la Fundación Mexicana para la Salud (Funsalud), destaca que 35% de los pacientes se informa sobre sus síntomas o enfermedades en redes sociales como TikTok o YouTube antes de acudir a una consulta médica.
En solo dos años desde la implementación de YouTube Health en el país, la plataforma acumula más de 1.8 millones de videos de salud en español y más de 20,000 millones de visualizaciones.
De acuerdo con Isaac Ochoa, líder de YouTube Health para hispanoamérica, el crecimiento es sostenido. Solo en temas de salud mental, el aumento es de 50% en visualizaciones, y de 30% en salud física.

Desinformación y médicos que no quieren participar
Así como el contenido respaldado por profesionales comienza a tomar fuerza, persisten dos grandes barreras para que las personas accedan a información de confianza: contenido dañino y falta de participación médica.
El compromiso de YouTube para enfrentar el primer escenario es que actualmente cada video que aparece bajo la etiqueta “salud” puede incluir un distintivo azul que indica que su creador paso por un proceso de verificación médica, es decir, que cuenta con un título que lo avala.
Además, se introdujo el “estante de salud”, que resalta contenido verificado de instituciones médicas como Mayo Clinic, brindando contexto confiable para búsquedas sensibles como “depresión”, “diabetes” o “trastornos de ansiedad”.
De acuerdo con Ochoa, la plataforma también elimina el contenido que infringe con sus políticas de la comunidad incluso antes de que se publique. Si bien no compartió cifras específicas sobre el material relacionado con salud que quedó fuera de la plataforma, sí aclaró que en el último trimestre de 2024 retiraron 4.8 millones de videos dañinos.
Pero a pesar del enorme potencial, existe un problema estructural más: los médicos no participan activamente en el ecosistema digital.
Mauricio González, médico internista certificado y líder del canal Doctor Mau Informa, explica el por qué de la siguiente manera:
“Un médico pasa entre 10 y 16 años formándose, trabaja jornadas extenuantes y, para colmo, tiene que dedicar tiempo extra —sin incentivos— a combatir la desinformación en redes. Mientras tanto, los creadores de contenido con información falsa sí tienen incentivos económicos: venden remedios milagrosos, dietas no comprobadas o promesas vacías. Esa es una competencia injusta”.
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